1. Identifica los siguientes textos propios de la lírica popular castellana del siglo XV.
Realiza el análisis métrico del texto 2. En el texto 3, la que escribe la carta es doña Jimena,
la mujer del Cid, ¿qué sentido tiene que aparezca este personaje en este tipo de textos?
Del mismo texto, enuncia los rasgos de estilo. Por último, analiza la estructura del texto 4. TEXTO 1 Tres morillas Tres morillas me enamoran en Jaén, Axa y Fátima y Marién. Tres morillas tan garridas iban a coger olivas, y hallábanlas cogidas en Jaén, Axa y Fátima y Marién. Y hallábanlas cogidas, y tornaban desmaídas 10 y las colores perdidas en Jaén, Axa y Fátima y Marién. Tres moricas tan lozanas, tres moricas tan lozanas, 15 iban a coger manzanas a Jaén, Axa y Fátima y Marién.
TEXTO
2
Tristes
van los zamoranos
metidos en gran quebranto;
retados son de traidores,
de alevosos son llamados;
más quieren todos ser muertos
que no traidores nombrados.
Día era de san Millán,
ese día señalado,
todos duermen en Zamora,
mas no duerme Arias Gonzalo;
aún no es bien amanecido
que el cielo estaba estrellado,
castigando está a sus hijos,
a todos cuatro está armando,
las palabras que les dice
son de mancilla y quebranto:
—Yo he de lidiar el primero
con don Diego el castellano:
si con mentira nos reta,
vencerle he y hágoos salvos;
pero si cualquier traidor
hay entre los zamoranos,
y él nos reta con verdad,
muerto quedaré en el campo.
Morir quiero y no ver muerte
de hijos que tanto amo.
Las armas pide el buen viejo,
sus hijos le están armando,
las grebas le están poniendo;
doña Urraca que allí ha entrado,
llorando de los sus ojos
y el cabello destrenzado:
—¿Para qué tomas las armas?
¿Dónde vas, mi viejo amo:
pues sabéis, si vos morís,
perdido es todo mi estado?
¡Acordaos que prometistes
a mi padre don Fernando
de nunca desampararme
ni dejar de vuestra mano!
Caballeros de la infanta
a don Arias van rogando
que les deje la batalla,
que la tomarán de grado;
mas él sólo da sus armas
a su hijo don Fernando:
—¡Dios vaya contigo, hijo,
la mi bendición te mando;
ve a salvar los de Zamora;
como Cristo a los humanos!
Sin poner pie en el estribo
don Fernando ha cabalgado.
Por aquel postigo viejo
galopando se ha alejado
adonde estaban los jueces,
que ya le están esperando;
partido les han el sol,
dejado les han el campo .
metidos en gran quebranto;
retados son de traidores,
de alevosos son llamados;
más quieren todos ser muertos
que no traidores nombrados.
Día era de san Millán,
ese día señalado,
todos duermen en Zamora,
mas no duerme Arias Gonzalo;
aún no es bien amanecido
que el cielo estaba estrellado,
castigando está a sus hijos,
a todos cuatro está armando,
las palabras que les dice
son de mancilla y quebranto:
—Yo he de lidiar el primero
con don Diego el castellano:
si con mentira nos reta,
vencerle he y hágoos salvos;
pero si cualquier traidor
hay entre los zamoranos,
y él nos reta con verdad,
muerto quedaré en el campo.
Morir quiero y no ver muerte
de hijos que tanto amo.
Las armas pide el buen viejo,
sus hijos le están armando,
las grebas le están poniendo;
doña Urraca que allí ha entrado,
llorando de los sus ojos
y el cabello destrenzado:
—¿Para qué tomas las armas?
¿Dónde vas, mi viejo amo:
pues sabéis, si vos morís,
perdido es todo mi estado?
¡Acordaos que prometistes
a mi padre don Fernando
de nunca desampararme
ni dejar de vuestra mano!
Caballeros de la infanta
a don Arias van rogando
que les deje la batalla,
que la tomarán de grado;
mas él sólo da sus armas
a su hijo don Fernando:
—¡Dios vaya contigo, hijo,
la mi bendición te mando;
ve a salvar los de Zamora;
como Cristo a los humanos!
Sin poner pie en el estribo
don Fernando ha cabalgado.
Por aquel postigo viejo
galopando se ha alejado
adonde estaban los jueces,
que ya le están esperando;
partido les han el sol,
dejado les han el campo .
TEXTO
3
CARTA
DE DOÑA JIMENA AL REY
En
los solares de Burgos a su Rodrigo aguardando,
tan encinta está Jimena, que muy cedo aguarda el parto;
cuando demás dolorida una mañana en disanto,
bañada en lágrimas tiernas, escribe al rey don Fernando:
"A vos, el mi señor rey, el bueno, el aventurado,
el magno, el conquistador, el agradecido, el sabio,
la vuestra sierva Jimena, fija del conde Lozano,
desde Burgos os saluda, donde vive lacerando.
Perdonédesme señor, que no tengo pecho falso,
y si mal talante os tengo, no puedo disimulallo.
¿Qué ley de Dios vos otorga que podáis, por tiempo tanto
como ha que fincáis en lides, descasar a los casados?
¿Qué buena razón consiente que a mi marido velado
no le soltéis para mí sino una vez en el año?
Y esa vez que lo soltáis, fasta los pies del caballo
tan teñido en sangre viene, que pone pavor mirallo;
y no bien mis brazos toca cuando se duerme en mis brazos,
y en sueños gime y forcejea, que cuida que está lidiando,
y apenas el alba rompe, cuando lo están acuciando
las esculcas y adalides para que se vuelva al campo.
Llorando vos lo pedí y en mi soledad cuidando
de cobrar padre y marido, ni uno tengo, ni otro alcanzo.
Y como otro bien no tengo y me lo habedes quitado,
en guisa lo lloro vivo cual si estuviese enterrado.
Si lo facéis por honralle, asaz Rodrigo es honrado,
pues no tiene barba, y tiene reyes moros por vasallos.
Yo finco, señor, encinta, que en nueve meses he entrado
y me pueden empecer las lágrimas que derramo.
Dad este escrito a las llamas, non se fega de él palacio,
que en malos barruntadores no me será bien contado."
tan encinta está Jimena, que muy cedo aguarda el parto;
cuando demás dolorida una mañana en disanto,
bañada en lágrimas tiernas, escribe al rey don Fernando:
"A vos, el mi señor rey, el bueno, el aventurado,
el magno, el conquistador, el agradecido, el sabio,
la vuestra sierva Jimena, fija del conde Lozano,
desde Burgos os saluda, donde vive lacerando.
Perdonédesme señor, que no tengo pecho falso,
y si mal talante os tengo, no puedo disimulallo.
¿Qué ley de Dios vos otorga que podáis, por tiempo tanto
como ha que fincáis en lides, descasar a los casados?
¿Qué buena razón consiente que a mi marido velado
no le soltéis para mí sino una vez en el año?
Y esa vez que lo soltáis, fasta los pies del caballo
tan teñido en sangre viene, que pone pavor mirallo;
y no bien mis brazos toca cuando se duerme en mis brazos,
y en sueños gime y forcejea, que cuida que está lidiando,
y apenas el alba rompe, cuando lo están acuciando
las esculcas y adalides para que se vuelva al campo.
Llorando vos lo pedí y en mi soledad cuidando
de cobrar padre y marido, ni uno tengo, ni otro alcanzo.
Y como otro bien no tengo y me lo habedes quitado,
en guisa lo lloro vivo cual si estuviese enterrado.
Si lo facéis por honralle, asaz Rodrigo es honrado,
pues no tiene barba, y tiene reyes moros por vasallos.
Yo finco, señor, encinta, que en nueve meses he entrado
y me pueden empecer las lágrimas que derramo.
Dad este escrito a las llamas, non se fega de él palacio,
que en malos barruntadores no me será bien contado."
TEXTO
4
Allá
se me ponga el soldo tengo el amor.
Allá
se me pusiese
do
mis amores viese
antes
que me muriese
con
este dolor.
Allá
se me ponga el sol
do
tengo el amor.
2.Características
de la poesía popular del siglo XV. Composiciones fundamentales.
3.Definición de romances. Distingue entre romances nuevos y
viejos.
4.Explica el origen de los romances.
5.Tipos de romances.
6.Diferencias fundamentales entre la poesía popular y la culta.
7.Influencia de la poesía culta del siglo XV. Autores
fundamentales de este tipo de poesía en este siglo.
8.Explica la teoría de las tres vidas en Las coplas de Jorge
Manrique.
9.La prosa del siglo XV.
10.Autoría
de La Celestina.
11.Explica las dificultades para determinar el género al que
pertenece La Celestina.
12.Explica por qué se habla de la coexistencia de dos mundos en
La Celestina. Caracteriza cada uno de ellos.
13.Los dos mundos que antes mencionábamos también se reflejan en
el lenguaje explica por qué. Con respecto al lenguaje, ¿qué
peculiaridad presenta el lenguaje del personaje de Celestina?
14.Posibilidades en la intencionalidad de La Celestina.
15.Explica qué tiene de medieval y qué parece anticipar el
Renacimiento La Celestina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario